Jerusalén es una ciudad con más de 4 mil años de historia y fue  la escena de un acontecimiento que transformó el mundo para siempre: la muerte y resurrección de Jesus Cristo. Este evento impactó profundamente la vida de todos en la Tierra y, todavía  hoy, los estudiosos debaten sobre el lugar exacto de su entierro y resurrección. Hace más de 2000 años, Jesús vino al mundo y cambió el curso de la humanidad. Su vida, enseñanzas y milagros son recordados hasta hoy. Independente de tus creencias, es innegable que Jesús fue tan significativo que nuestra historia se divide en Antes de Cristo (A.C.) y Después de Cristo (D.C.).

Quien visita Jerusalén hoy puede conocer los dos lugares más probables del sepultamiento de Jesús. El más famoso está en la Vía Dolorosa, dentro de las murallas de la ciudad antigua de Jerusalén. La Iglesia del Santo Sepulcro es uno de los destinos más visitados de la Tierra Santa, atrayendo multitudes que desean estar en ese lugar sagrado. El otro lugar posible está fuera de los muros de la ciudad, cerca de una antigua cantera. Durante algunas excavaciones, los investigadores encontraron una tumba datada del primer siglo, incrustada en la roca. Esta tumba estaba en un antiguo huerto, que pertenecía a un hombre de gran poder económico, muy parecido a José de Arimatea.

Independente de cuál sea la verdadera tumba, lo más maravilloso de visitar estos lugares es encontrar las sepulturas vacias. Como los propios ángeles anunciaron el domingo después de la muerte de Jesús, “Él vive”.

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